A veces las cosas no van tan bien en la vida e incluso te ves discutiendo por tonterías con la persona que más quieres. Pero hablaste muy fuerte, no controlaste tus palabras y lo que conseguiste fue hacerle daño a tu relación. Tu pareja ha decidido alejarse de ti, y lo que puede ser peor, ha decidido cambiar de vida...
Te daré un trabajo mágico con mi madre Ochún para que si tu pareja está enfada, baje sus defensas y venga a hablar contigo.
Confía en mí, sé de lo que hablo, y cuando la cosa se pone dura, se pone dura. Pero no tanto que no haya remedio. Después de todo, a Ochún no le gusta atar a la gente por capricho, sino que lo hace solo por el bien de sus hijos. Eso sí, es una diosa que da todo por sus hijos, especialmente por aquellos que entienden su forma de ver el amor, la sirven con constancia y la representan en este mundo con orgullo.
Además, si una persona trae bienestar a un hijo de Ochún, ella lo mantendrá a su lado sin tener que mover un dedo. Si la otra persona solo trae humillación, miseria y atraso a su hijo, hará todo lo posible para que su hijo comprenda que está gravemente equivocado. Es cierto que Ochún es una madre muy estricta. Si su hijo no se ama a sí mismo, no faltarán lágrimas en su rostro. Las lágrimas son una manifestación de Ochún.
Vamos al ritual mágico, lo que harás en un santiamén. Sentirás que estás dando pasos muy certeros en los primeros auxilios de la magia.
Necesitarás una foto pequeña de esa persona, un pequeño trozo de su prenda sudada, cualquier secreción (saliva, esperma, lágrimas, etc.), cabello, uñas... lo vas a poner todo envuelto en tela roja y lo metes en vino blanco, iluminado con dos velas y le pedirás su espíritu guía que lo domine por ti. En cambio, lo sobornarás con dos cigarrillos, café, un trago de licor y algo de comida.
Después de 5 días de haber tenido bajo la luz de las velas ese contenedor con lo que recuperaste de esa persona, después de las 6 de la mañana ve a donde haya un arbusto de calabaza, toma una hoja grande y envuelva esa tela roja en la hoja y átela con hilo amarillo.
Entiérralo en las raíces de la planta y enciende ahí mismo una vela de cera de abeja. ¡Rocía un poco de agua, fuma un buen cigarro y habla con Ochún al pie de ese arbusto!
Cuando esa persona te llame para hablar contigo (aclaro que esto no es un amarre) debes agradecer a Ochún. Y hay que agradecerle con un buen regalo, una fiesta de tambores también estaría bien. Preciso que debes agradecer a esta Señora notoriamente, y no tener ninguna deuda con ella porque se enfada y luego te hace llorar. La dueña de la canela se enfurece cuando siente ingratitud por parte de quien ha ayudado.
¡Espero que todo salga bien!
Te daré un trabajo mágico con mi madre Ochún para que si tu pareja está enfada, baje sus defensas y venga a hablar contigo.
Confía en mí, sé de lo que hablo, y cuando la cosa se pone dura, se pone dura. Pero no tanto que no haya remedio. Después de todo, a Ochún no le gusta atar a la gente por capricho, sino que lo hace solo por el bien de sus hijos. Eso sí, es una diosa que da todo por sus hijos, especialmente por aquellos que entienden su forma de ver el amor, la sirven con constancia y la representan en este mundo con orgullo.
Además, si una persona trae bienestar a un hijo de Ochún, ella lo mantendrá a su lado sin tener que mover un dedo. Si la otra persona solo trae humillación, miseria y atraso a su hijo, hará todo lo posible para que su hijo comprenda que está gravemente equivocado. Es cierto que Ochún es una madre muy estricta. Si su hijo no se ama a sí mismo, no faltarán lágrimas en su rostro. Las lágrimas son una manifestación de Ochún.
Vamos al ritual mágico, lo que harás en un santiamén. Sentirás que estás dando pasos muy certeros en los primeros auxilios de la magia.
Necesitarás una foto pequeña de esa persona, un pequeño trozo de su prenda sudada, cualquier secreción (saliva, esperma, lágrimas, etc.), cabello, uñas... lo vas a poner todo envuelto en tela roja y lo metes en vino blanco, iluminado con dos velas y le pedirás su espíritu guía que lo domine por ti. En cambio, lo sobornarás con dos cigarrillos, café, un trago de licor y algo de comida.
Después de 5 días de haber tenido bajo la luz de las velas ese contenedor con lo que recuperaste de esa persona, después de las 6 de la mañana ve a donde haya un arbusto de calabaza, toma una hoja grande y envuelva esa tela roja en la hoja y átela con hilo amarillo.
Entiérralo en las raíces de la planta y enciende ahí mismo una vela de cera de abeja. ¡Rocía un poco de agua, fuma un buen cigarro y habla con Ochún al pie de ese arbusto!
Cuando esa persona te llame para hablar contigo (aclaro que esto no es un amarre) debes agradecer a Ochún. Y hay que agradecerle con un buen regalo, una fiesta de tambores también estaría bien. Preciso que debes agradecer a esta Señora notoriamente, y no tener ninguna deuda con ella porque se enfada y luego te hace llorar. La dueña de la canela se enfurece cuando siente ingratitud por parte de quien ha ayudado.
¡Espero que todo salga bien!
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