Oloshun

"Se acercaba la hora de quitarnos los zapatos de seguridad e irnos a casa. Al máximo nos faltaba una hora de trabajo pero el cansancio era demasiado y el fin de semana comenzaba dentro de unos minutos. Con tan buena suerte, la jefa del reparto salió de la oficina y nos dijo que quizás saldríamos antes. La alegría general nos devolvió las fuerzas pero al instante desaparecieron porque llegó la contraorden. Había que acelerar la entrega de los cuadros eléctricos de la escuela. Esos cuadros ya estaban en medio del laboratorio, con su material eléctrico, esperando que los completáramos con el cablaje. Vino la jefa a distribuir el trabajo y nos paramos alrededor de ella a escuchar sus órdenes. Cuando se fue, vi que mis colegas comenzaron a fumar. Me sorprendió ver a alguien que no conocía como fumador que encendía un cigarrillo. “Está bien la idea para quitarse el nerviosismo -dije- casi casi me dan deseos de encender una yo también”. Y seguí caminando hacia fuera del laboratorio, a to