El rey pidió a los 16 espíritus que capturaran la Ciudad de las Mujeres para él, y ellos prometieron hacerlo.
Changó ha fallado; Bàbálú Ayé también falló; los muertos no tuvieron éxito. Todos lo han intentado y han fallado.
- Deberíamos consultar a las mujeres, decían algunos.
- ¿A las mujeres? ¡Nunca! , fue la respuesta ... - Pero perdimos la guerra, los consultaremos, finalmente decidieron.
Llamaron a Yemayá, Ochún, Oyà, a todos.
- Yemayá, tú eres la que hemos elegido, serás tú la que irá a la guerra, le dijeron; pero ella les respondió:
- Antes que yo, Oshun debería irse.
- Si fallo en mi intento de capturar la ciudad, pueden enviar a los demás, les dijo Ochún.
Pero Oya quería ser el primero en intentarlo. Ella fue y fue rechazada.
Luego enviaron a Ochún, quien decidió consultar a Echu para averiguar qué tenía que hacer para ganar la guerra.
Su amiga Eshu le dijo que ofreciera dinero, plumas, un güiro y una bola de hilo como sacrificio. Tomó el hilo y lo ató alrededor del cuello del güiro, diciéndole a Oshun que se acercara a la ciudad tocando y cantando.
Se fue el más sensual de los orishas, cantando suavemente:
Sewele, sewele
Oshun viene a jugar;
Oshun no puede luchar;
Sewele, sewele
La Ciudad de las Mujeres estaba ubicada en la cima de una colina, y desde lejos vieron acercarse a Ochún.
- Es una mujer, dijeron. - No viene a pelear, está tocando un güiro.
Se acercaron a ella, escucharon lo que estaba cantando e hicieron un coro para ella. Arrojando sus lanzas al suelo, los guerreros comenzaron a bailar junto a él. Todos siguieron a Ochún, quien comenzó a retroceder.
Les había dicho a los hombres que se escondieran en el bosque, frente a los muros que protegían la ciudad, y allí estaba conduciendo a los habitantes de la Ciudad de las Mujeres.
Una vez que entramos a la ciudad, comenzó a cantar:
- Los cargué en una cuerda muy, muy larga.
A partir de ese momento, todas las personas comenzaron a servir a Ochún.
El caparazón cuenta que de esta manera las mujeres tomaron el poder y lo mantienen hasta el día de hoy y tenían más poder que los hombres en presencia del rey, porque una de ellas, Ochún, supo ganar la guerra.
Ochún gana la guerra por su pueblo.
Una vez que entramos a la ciudad, comenzó a cantar:
- Los cargué en una cuerda muy, muy larga.
A partir de ese momento, todas las personas comenzaron a servir a Ochún.
El caparazón cuenta que de esta manera las mujeres tomaron el poder y lo mantienen hasta el día de hoy y tenían más poder que los hombres en presencia del rey, porque una de ellas, Ochún, supo ganar la guerra.
Ochún gana la guerra por su pueblo.
Comentarios
Publicar un comentario