Los orichas, los loases del vudú haitiano y las ngangas, son entidades que entran en la vida del sacerdote en el momento de la iniciación a sus cultos. En los primeros días se manifiestan como energías inquietas, como mismo hacen los niños de 5 años, saben que tendrán que esperar tus pedidos y analizar tu comportamiento para entender cómo comportarse en tu vida. Es una fase de programación, como ocurre con las computadoras. Luego crecen y se vuelven aún más fuertes. Cuanto más tiempo pasa, más se especializan en aquellos temas que tú eliges abordar con ellos en tu carrera mágica y / o mística.
Si haces que tus deidades trabajen en el lado oscuro, se vuelven "calientes" y rebeldes. Es más, dejan fuera la parte buena de la magia. Se vuelven muy activos y enérgicos, pero piden sacrificios de animales con más frecuencia. Y en el caso del Vudú, también pueden exigir sacrificios humanos (no como se ve en las películas, sino de otra manera que no puedo explicar por aquí). A medida que pasa el tiempo empiezas a volverte indispensable para ellos, alargan tu vida pero se alimentan de ti y de quien amas, con tal de quedarse conectados contigo. Tú eres quien se convierte en su herramienta de trabajo, y siendo por naturaleza "rebeldes" tienes que someterte a su voluntad para mantenerlos tranquilos.
Cuando se trate de salvar a alguien, me refiero a recuperarse de una enfermedad, traer bienestar económico, calmar a una persona violenta, hacer desaparecer los problemas mentales, tendrás grandes dificultades con esos dioses con los que te encanta trabajar por la parte más maliciosa de la magia.
Afortunadamente, siempre hay una solución. Bastaría con recurrir a la ayuda de aquellos aliados que "usas" menos. Pero no te encontrarás muy a tu gusto haciéndolo, porque cada uno tiene su propia forma de trabajar, un culto diferente. Y para conocerlos a todos esos aliados, se necesitan años de formación.
He tenido evidencia de acciones negativas, rápidas y letales por parte de un loa haitiano que vino a mí por pura casualidad, apegado a mí gracias a años de trabajo con mi abuelo. Se reveló meses después de su muerte en un momento en el que yo estaba muy enfermo. Hoy me arrepiento de haberlo puesto a trabajar el lado negativo, porque ya no puedo controlarlo como en los primeros días, y cuando lo llamo para que haga cosas blancas, sigue haciendo lo suyo y reclamando atenciones. De haberlo abordado en el lado bueno hoy estaría protegido por un chaleco salvavidas, porque es un loa muy potente.
Para describirte lo proficuo que es trabajar solo la bondad con tus orichas, podría darte el ejemplo de mi abuela, que nunca ha hecho magia. Fue coronada con Oggún durante más de tres décadas. Oggún no hace pedidos extraños y entre ellos hay una relación formada por oraciones, diálogos oníricos y ofertas de frutas y ron.
Cuando a mi abuela le diagnosticaron cáncer de páncreas, Oggún le ordenó que suspendiera la quimioterapia, estaba cansado de ver cómo se marchitaba lentamente. Ella lo obedeció, pasó unos días de perros pero antes del mes comenzó a recuperarse. Poco después el carcinoma desapareció.
En resumen, una deidad entrenada para hacer el bien se encargará de hacerte la vida más placentera, curarte y vengarse de tus enemigos sin que tú digas nada. O se asegurará de alejar a esa persona que te trae mala suerte o sufrimiento.
Los míos son solo consejos. Eres una persona con libertad para elegir. Siempre les digo a mis hijos: "te corono y entreno, trato de acercarme a la parte mística y te doy nociones de magia, también te digo cómo matar con tu oricha. Después de eso, harás lo que quieras con ellos".
Por ejemplo, quien sea coronado Ochún recibe además de ella otros orichas. Si así lo desea, puede utilizar uno de esos orichas secundarios para trabajar esa parte más cálida y vengativa de la magia. Pero tendrá que ser muy bueno trabajando con ese oricha caliente.
Muchas de estas enseñanzas las recibí de una anciana que murió hace poco, con casi cien años de edad. Y me hizo pensar y comprender mejor cómo funciona el mundo mágico de estos dioses africanos. Mi abuelo no me había tocado el tema, pero desde ese momento comprendí por qué mi abuelo se especializaba en absolver a los criminales o sacarlos de la cárcel y en hacer amarres o devoluciones de amor. Él, a pesar de ser Olò Obatalá, había desarrollado una relación muy profunda con Ochún, con Oggún, con Shangó, con algunos loases haitianos y tres ngangas que todavía están con mi abuela. A su muerte, descubrimos que había sufrido un aneurisma cerebral diez años antes, ni siquiera lo había notado. ¿Quién sabe qué diablo quería mantenerlo con vida para seguir haciendo esos trabajos casi fantásticos?
Pero él era una máquina, una computadora viviente. Era un diablo ambulante.
Sin embargo, ingresar al sacerdocio no significa comenzar una escuela en la que obtendrás un título como mago o hechicero. Muy a menudo es solo el punto de partida de una amistad, una asociación con tus divinidades. Lo que das será reconocido. La consolidación depende de su diligencia y perseverancia.
Si haces que tus deidades trabajen en el lado oscuro, se vuelven "calientes" y rebeldes. Es más, dejan fuera la parte buena de la magia. Se vuelven muy activos y enérgicos, pero piden sacrificios de animales con más frecuencia. Y en el caso del Vudú, también pueden exigir sacrificios humanos (no como se ve en las películas, sino de otra manera que no puedo explicar por aquí). A medida que pasa el tiempo empiezas a volverte indispensable para ellos, alargan tu vida pero se alimentan de ti y de quien amas, con tal de quedarse conectados contigo. Tú eres quien se convierte en su herramienta de trabajo, y siendo por naturaleza "rebeldes" tienes que someterte a su voluntad para mantenerlos tranquilos.
Cuando se trate de salvar a alguien, me refiero a recuperarse de una enfermedad, traer bienestar económico, calmar a una persona violenta, hacer desaparecer los problemas mentales, tendrás grandes dificultades con esos dioses con los que te encanta trabajar por la parte más maliciosa de la magia.
Afortunadamente, siempre hay una solución. Bastaría con recurrir a la ayuda de aquellos aliados que "usas" menos. Pero no te encontrarás muy a tu gusto haciéndolo, porque cada uno tiene su propia forma de trabajar, un culto diferente. Y para conocerlos a todos esos aliados, se necesitan años de formación.
He tenido evidencia de acciones negativas, rápidas y letales por parte de un loa haitiano que vino a mí por pura casualidad, apegado a mí gracias a años de trabajo con mi abuelo. Se reveló meses después de su muerte en un momento en el que yo estaba muy enfermo. Hoy me arrepiento de haberlo puesto a trabajar el lado negativo, porque ya no puedo controlarlo como en los primeros días, y cuando lo llamo para que haga cosas blancas, sigue haciendo lo suyo y reclamando atenciones. De haberlo abordado en el lado bueno hoy estaría protegido por un chaleco salvavidas, porque es un loa muy potente.
Para describirte lo proficuo que es trabajar solo la bondad con tus orichas, podría darte el ejemplo de mi abuela, que nunca ha hecho magia. Fue coronada con Oggún durante más de tres décadas. Oggún no hace pedidos extraños y entre ellos hay una relación formada por oraciones, diálogos oníricos y ofertas de frutas y ron.
Cuando a mi abuela le diagnosticaron cáncer de páncreas, Oggún le ordenó que suspendiera la quimioterapia, estaba cansado de ver cómo se marchitaba lentamente. Ella lo obedeció, pasó unos días de perros pero antes del mes comenzó a recuperarse. Poco después el carcinoma desapareció.
Han pasado más de diez años y mi abuela ahora padece de dolores en la cadera, pero no de cáncer.
Si Oggún hubiera estado en el lado oscuro de la magia, no la habría curado. Quizás sí, pero habría pedido quién sabe cuántos sacrificios que ni ella ni nosotros habríamos podido afrontar.
Si Oggún hubiera estado en el lado oscuro de la magia, no la habría curado. Quizás sí, pero habría pedido quién sabe cuántos sacrificios que ni ella ni nosotros habríamos podido afrontar.
Los míos son solo consejos. Eres una persona con libertad para elegir. Siempre les digo a mis hijos: "te corono y entreno, trato de acercarme a la parte mística y te doy nociones de magia, también te digo cómo matar con tu oricha. Después de eso, harás lo que quieras con ellos".
Por ejemplo, quien sea coronado Ochún recibe además de ella otros orichas. Si así lo desea, puede utilizar uno de esos orichas secundarios para trabajar esa parte más cálida y vengativa de la magia. Pero tendrá que ser muy bueno trabajando con ese oricha caliente.
Muchas de estas enseñanzas las recibí de una anciana que murió hace poco, con casi cien años de edad. Y me hizo pensar y comprender mejor cómo funciona el mundo mágico de estos dioses africanos. Mi abuelo no me había tocado el tema, pero desde ese momento comprendí por qué mi abuelo se especializaba en absolver a los criminales o sacarlos de la cárcel y en hacer amarres o devoluciones de amor. Él, a pesar de ser Olò Obatalá, había desarrollado una relación muy profunda con Ochún, con Oggún, con Shangó, con algunos loases haitianos y tres ngangas que todavía están con mi abuela. A su muerte, descubrimos que había sufrido un aneurisma cerebral diez años antes, ni siquiera lo había notado. ¿Quién sabe qué diablo quería mantenerlo con vida para seguir haciendo esos trabajos casi fantásticos?
Pero él era una máquina, una computadora viviente. Era un diablo ambulante.
Sin embargo, ingresar al sacerdocio no significa comenzar una escuela en la que obtendrás un título como mago o hechicero. Muy a menudo es solo el punto de partida de una amistad, una asociación con tus divinidades. Lo que das será reconocido. La consolidación depende de su diligencia y perseverancia.
Comentarios
Publicar un comentario